miércoles, 5 de marzo de 2014

Esta larga cadena de comunicados y anuncios forma parte de los esfuerzos de la MS-13 y el Barrio 18 por convencer a la sociedad salvadoreña de la legitimidad de la tregua y de su anunciada intención de volverla definitiva. Los posibles pasos para lograrlo centraron parte de conversación a puerta cerrada entre los líderes pandilleros e Insulza. Ambas pandilla leyeron y entregaron al secretario general de la OEA textos en los que hacen referencia a su compromiso con avanzar en lo que consideran “un proceso de paz” y piden su colaboración para propiciar una mesa oficial de negociación con el gobierno de El Salvador, que sigue sin reconocer el proceso de diálogo que desde enero de este año mantiene con las pandillas, y que El Faro hizo público el 14 de marzo.
Al término de la reunión, Carlos García Cerón, “Duke”, líder de la facción Revolucionaria del Barrio 18, confirmó que ambas pandillas están a la espera de la respuesta gubernamental a ese llamado.
Durante la reunión con Insulza, sobre las mesas en las que se sentaron los líderes de la 18 y la MS-13 había ejemplares de un libro de Raúl Mijango titulado “Con el santo de espaldas” y de la última entrevista que el negociador dio a El Faro, en la que asegura que “Para que haya una solución definitiva, el gobierno tiene que sentarse a negociar con las pandillas”.
La visita de Insulza dejó además una fotografía para la historia: la de los líderes nacionales de la Mara Salvatrucha y el Barrio 18, las dos pandillas callejeras más poderosas de El Salvador, sentados a una misma mesa. Aunque según los negociadores Raúl Mijango y Fabio Colindres ya se celebraron reuniones similares a puerta cerrada el pasado febrero, mientras se negociaba la tregua entre los muros de la cárcel de máxima seguridad de Zacatecoluca, esta es la primera vez que los líderes de la MS y la 18 comparecen juntos en público.
Para hacerlo posible, la Dirección General de Centros Penales trasladó al penal de Mariona a 24 líderes pandilleros -incluidas dos mujeres- procedentes de siete cárceles diferentes, con el fin único de que participaran en esta reunión. La llegada de los pandilleros al centro penal La Esperanza, en Mariona, en el norte de San Salvador, se produjo entre 7 y 8 de la mañana, según fuentes de la Dirección de Centros Penales. Y la reunión con Insulza se produjo alrededor de las 10 de la mañana, de tal manera que los otrora enemigos a muerte estuvieron en la misma sala y en paz durante al menos dos horsa.
A este hecho excepcional se sumó un amplio despliegue de agentes policiales y custodios del sistema penitenciario en los alrededores de la Penitenciaría Central, aunque en contraste se permitió a los periodistas y al resto de invitados entrar al recinto con teléfonos celulares y dinero, algo prohibido habitualmente. Es ya común el relajamiento de ciertas medidas de seguridad en los actos públicos relacionados con la tregua que se han celebrado en distintos centros penales del país.

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