Esta
larga cadena de comunicados y anuncios forma parte de los esfuerzos de
la MS-13 y el Barrio 18 por convencer a la sociedad salvadoreña de la
legitimidad de la tregua y de su anunciada intención de volverla
definitiva. Los posibles pasos para lograrlo centraron parte de
conversación a puerta cerrada entre los líderes pandilleros e Insulza.
Ambas pandilla leyeron y entregaron al secretario general de la OEA
textos en los que hacen referencia a su compromiso con avanzar en lo que
consideran “un proceso de paz” y piden su colaboración para propiciar
una mesa oficial de negociación con el gobierno de El Salvador, que
sigue sin reconocer el proceso de diálogo que desde enero de este año
mantiene con las pandillas, y que El Faro hizo público el 14 de marzo.
Al
término de la reunión, Carlos García Cerón, “Duke”, líder de la facción
Revolucionaria del Barrio 18, confirmó que ambas pandillas están a la
espera de la respuesta gubernamental a ese llamado.
Durante
la reunión con Insulza, sobre las mesas en las que se sentaron los
líderes de la 18 y la MS-13 había ejemplares de un libro de Raúl Mijango
titulado “Con el santo de espaldas” y de la última entrevista que el
negociador dio a El Faro, en la que asegura que “Para que haya una solución definitiva, el gobierno tiene que sentarse a negociar con las pandillas”.
La
visita de Insulza dejó además una fotografía para la historia: la de
los líderes nacionales de la Mara Salvatrucha y el Barrio 18, las dos
pandillas callejeras más poderosas de El Salvador, sentados a una misma
mesa. Aunque según los negociadores Raúl Mijango y Fabio Colindres ya se
celebraron reuniones similares a puerta cerrada el pasado febrero,
mientras se negociaba la tregua entre los muros de la cárcel de máxima
seguridad de Zacatecoluca, esta es la primera vez que los líderes de la
MS y la 18 comparecen juntos en público.
Para
hacerlo posible, la Dirección General de Centros Penales trasladó al
penal de Mariona a 24 líderes pandilleros -incluidas dos mujeres-
procedentes de siete cárceles diferentes, con el fin único de que
participaran en esta reunión. La llegada de los pandilleros al centro
penal La Esperanza, en Mariona, en el norte de San Salvador, se produjo
entre 7 y 8 de la mañana, según fuentes de la Dirección de Centros
Penales. Y la reunión con Insulza se produjo alrededor de las 10 de la
mañana, de tal manera que los otrora enemigos a muerte estuvieron en la
misma sala y en paz durante al menos dos horsa.
A
este hecho excepcional se sumó un amplio despliegue de agentes
policiales y custodios del sistema penitenciario en los alrededores de
la Penitenciaría Central, aunque en contraste se permitió a los
periodistas y al resto de invitados entrar al recinto con teléfonos
celulares y dinero, algo prohibido habitualmente. Es ya común el
relajamiento de ciertas medidas de seguridad en los actos públicos
relacionados con la tregua que se han celebrado en distintos centros
penales del país.
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