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Prohíben agredir a mujeres
Líderes de la Mara Salvatrucha y el Barrio 18 abren la puerta a un posible desarme
Los líderes nacionales de la MS-13 y la pandilla
18 se reunieron este jueves con el secretario general de la OEA y
leyeron un comunicado conjunto en el que anuncian una primera entrega
simbólica de armas. Raúl Mijango, mediador entre ambos grupos, aseguró
que un proceso sostenido de desarme depende de que el gobierno instale
una mesa formal de negociación.
José Luis Sanz y Carlos Martínez. Fotos Pau Coll
elfaro.net / Publicado el 13 de Julio de 2012
En su cuarto comunicado conjunto desde que el pasado marzo declararon una tregua entre ellas que ha reducido drásticamente el número de homicidios en El Salvador,
la Mara Salvatrucha (MS-13) y el Barrio 18 anunciaron este jueves un
“simbólico desarme parcial de sus estructuras” que abre la puerta a
otras entregas de armas en un futuro y simboliza, según el documento, la
“firme convicción y voluntad” de ambas pandillas de “contribuir a la paz social” en El Salvador.
El
comunicado fue leído ante un nutrido grupo de periodistas por el
veterano líder de la 18 Carlos Ernesto Mojica Lechuga, (a) Viejo Lin, en
presencia de otros líderes de su pandilla y de los principales
cabecillas nacionales de la MS-13, tras una reunión de todos ellos con
el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA),
José Miguel Insulza. El funcionario está en visita de dos días a El
Salvador para verificar el cumplimiento de la tregua y respaldar el
proceso de negociación impulsado por el gobierno de El Salvador.
Esta
entrega de armas es, según el comunicado leído por Lin, un gesto de
agradecimiento por la visita de Insulza, que anunció el compromiso de la
OEA como “verificadora” del proceso de diálogo con las pandillas. Los
líderes pandilleros no especificaron el número de armas que entregarán a las autoridades ni su proveniencia.
“Las
armas depuestas le serán entregadas al señor secretario general de la
OEA para su posterior destrucción, por medio de los facilitadores
monseñor Colindres y Raúl Mijango”, reza el comunicado, en referencia a
los dos negociadores que desde el pasado enero canalizan en diálogo
entre las pandillas y con el Ejecutivo. “Por lo simbólico del gesto,
instamos a las instituciones interesadas en apoyar este proceso de paz a
que convoquen a un certamen público a los escultores del país, para que
con los restos de las armas destruidas pueda construirse una escultura
que simbolice el inicio de este proceso, mismo que esperamos que con la
participación de todos pueda llegar a feliz término”, continúa.
Preguntado
por la posibilidad de que el anuncio hecho por Lin sea el punto de
inicio de un proceso de desarme a gran escala, Raúl Mijango aclaró a El
Faro que el “desarme parcial” anunciado es una acción puntual y que
cualquier proceso más ambicioso está condicionado, por parte de las
pandillas, a una respuesta del Ejecutivo a su propuesta de abrir una negociación oficial.
Por
la tarde, en rueda de prensa, Insulza dio por hecho que el acto
simbólico de entrega de armas sería solo el inicio de un proceso de
desarme de las dos pandillas, aunque dejó claro que desconocía los pasos
que ese proceso implicaría: “falta diseñar un mecanismo de entrega y
verificación”, aseguró. En esa misma conferencia de prensa el ministro
de seguridad pública, David Munguía Payés, fue menos optimista con la
posibilidad de un desarme de gran escala y se limitó a aclarar que en el
caso de que esto llegara a ocurrir las armas deberían ser entregadas a
la PNC y a la Fiscalía General de la República.
Mojica
Lechuga anunció también que los líderes de ambas pandillas han girado
“órdenes precisas para contribuir positivamente (…) al llamado del señor
presidente de la República de cesar todo tipo de violencia contra las
mujeres”. Aunque tampoco detallaron en qué consistieron esas órdenes
enviadas por los líderes de la MS-13 y el Barrio 18 en la cárcel hacia
sus estructuras en la calle, resulta evidente que se trata de una
respuesta al asesinato de la atleta Álison Renderos, de 16 años,
encontrada muerta hace mes y medio después de 21 días desaparecida. Las
autoridades vinculan el crimen a pugnas entre ambas pandillas. A raíz
del caso el presidente Funes afirmó que la violencia contra mujeres
debía ser considerada “delito contra la sociedad y contra la patria”.
Este
anuncio de las pandillas coincide con un hallazgo de cadáveres en Santa
Tecla que en principio se pensó que pertenecían a cinco estudiantes, de
entre 14 y 17 años de edad, desaparecidos el 21 de junio, presuntamente
también a manos de pandilleros. A pesar del extraordinario descenso de
las cifras totales de homicidios y desapariciones desde que las
pandillas acordaron la tregua el pasado 9 de marzo, casos como el de la
desaparición de estos estudiantes o el asesinato de Álison Renderos han
cobrado visibilidad pública y hay quienes pretenden ver en ellos el
incumplimiento del compromiso de no reclutar a estudiantes, anunciado por las pandillas en mayo.
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